COSTA

CULTURA MOCHICA



Cultura moche
Para la ciudad de Moche, en la costa norte de Perú, véase Moche (Trujillo).
Moche
Mapa cultura moche.png
Área de influencia
Datos
Cronología: 100-700 d. C.
Localización: Costa norte de los Andes centrales. En el actual Perú.
La cultura Moche es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló entre los siglos II y VII en el valle del río Moche (actual provincia de Trujillo, en el departamento de La Libertad). Esta cultura se extendió hacia los valles de la costa norte del actual Perú
.

Las sociedades moches hicieron grandes obras de ingeniería hidráulica: canales de riego y represas, lo que les permitió ampliar su frontera agrícola a gran escala.

Fueron grandes arquitectos; su materia prima fue el adobe. Construyeron complejos religiosos-administrativos de carácter monumental, conformados por palacios y templos o huacas (en forma de pirámide trunca), las cuales los recubrían de grandes murales en alto y bajo relieve, pintados con colores extraídos de la naturaleza, donde plasmaron sus dioses, mitos, leyendas y toda su cosmovisión cultural. Las más notables de estas construcciones son las llamadas Huacas del Sol y de la Luna, en el valle de Moche.

Fueron los mejores metalurgistas de su época; doraron el cobre mucho antes que en Europa; y conocieron una variedad de técnicas (laminado, martillado, alambrado, soldadura, etc.), fabricando herramientas, armas, atuendos, emblemas, ornamentos y toda su variada y rica parafernalia ritual.

Son considerados los mejores ceramistas del Perú antiguo, gracias al fino y elaborado trabajo que realizaron en sus ceramios. En ellas representaron, tanto de manera escultórica como pictórica, a divinidades, hombres, animales y escenas significativas referidas a temas ceremoniales y mitos que reflejaban su concepción del mundo, destacándose la asombrosa expresividad, perfección y realismo con que los dotaban. De este arte sobresalen los huacos retratos y los huacos eróticos.

Fueron grandes navegantes: construyeron caballitos de totora, los que hacían más pequeños para la pesca y más grandes para sus viajes hasta las costas ecuatoriales, desde donde traían la concha Spondyllus, sagrada para los moches, y en general, para el resto de las culturas costeñas del Antiguo Perú.

Políticamente, las sociedades moches ―de fuerte segmentación en clases sociales― se organizaban en reinos o señoríos confederados. Se ha podido conocer más sobre esta cultura gracias al descubrimiento de algunas tumbas intactas de sus gobernantes o señores, como la del Señor de Sipán y la Dama de Cao.



La Huaca del Sol, en Moche, centro religioso moche.
Esta cultura deriva su nombre del valle homónimo de Moche, actualmente también llamado Valle de Santa Catalina, sede de las más conocidas e imponentes construcciones moches, las huacas del Sol y de la Luna.

Los mochicas se expandieron por el sur hasta el valle de Nepeña (Áncash) y por el norte hasta el valle de Piura (Piura).

Ocuparon los siguientes valles de la costa norte peruana:

Piura (Piura)
La Leche (Lambayeque)
Lambayeque (Lambayeque)
Zaña (Lambayeque)
Jequetepeque (La Libertad)
Chicama (La Libertad)
Moche (La Libertad)
Virú (La Libertad)
Chao (La Libertad)
Santa (Áncash)
Nepeña (Áncash)
Inicialmente fue conocida como cultura protochimú o Chimú temprano, pero recibió el nombre de «cultura moche» tras los descubrimientos en el valle de Moche. También se la denomina «cultura mochica» en razón del nombre de la lengua, el muchik, que hablaban sus pobladores.

Tradicionalmente se ha considerado a la cultura moche como un estado centralizado, con su núcleo en las huacas del Sol y de la Luna. Sin embargo, modernos estudios demuestran que hubo dos regiones mochicas bien diferenciadas, una al norte y otra al sur, geográficamente separadas por la Pampa de Paiján.1

Mochica norte
En el valle de Lambayeque: Sipán y Pampa Grande.
En el valle de Jequetepeque: Complejo San José de Moro, Huaca Dos Cabezas, Complejo Pacatnamú, Casa de la Luna o Sián, el Hornito (entre San Pedro y Pacasmayo), Sincapecerce de Poémape y la Tumba de la Mina.
Mochica sur
En el valle de Moche: las Huacas del Sol y de la Luna, Huanchaco y Galindo.
En el valle de Chicama: Sonolipe, Urricape, Mocollope, La Campana, Huaca Cartavio, Huaca Colorada, Huaca Cortada y Huaca Cao Viejo (estas dos últimas forman parte del Complejo Arqueológico El Brujo).
Más al sur están los sitios de Huancaco y Huaca de la Cruz (valle de Virú), Pampa de los Incas (valle de Santa) y Pañamarca (valle de Nepeña).

Descubrimiento y estudios

El arqueólogo alemán Max Uhle, descubridor científico de la cultura mochica, a la que denominó como proto-chimú.
La civilización mochica fue identificada por Max Uhle en 1909 quien la clasificó como proto-chimú (es decir, antecesora de la cultura chimú). Uno de sus principales investigadores fue el alemán Enrique Brüning, ingeniero de profesión que llegó a trabajar en las azucareras de Lambayeque y La Libertad. En 1899, con el patrocinio de la madre del editor de periódicos William Randolph Hearst, Brüning excavó 31 yacimientos funerarios en las inmediaciones de la Huaca del Sol y de la Huaca de la Luna (cercanos a Moche, el pueblo actual que dio su nombre a la antigua cultura).

Esta cultura también fue estudiada por los arqueólogos peruanos Julio C. Tello y Rafael Larco Hoyle (1901-1966).2 En particular destaca la labor de Larco Hoyle, quien identificó de manera científica los diversos períodos de esta cultura, a base de los estilos y la técnica de su cerámica.

No obstante, el constante saqueo de yacimientos arqueológicos hace difícil estudiar la civilización hoy en día. Por ello el descubrimiento de tumbas intactas de dos gobernantes mochicas en 1987 y 2006 (el Señor de Sipán y la Dama de Cao, respectivamente) fueron clave para relanzar el estudio científico de la cultura.3

Historia[editar]
La historia moche se desenvuelve en el llamado Intermedio Temprano, periodo de la civilización andina caracterizado por el desarrollo de culturas regionales, tras la decadencia del Formativo Andino. Contemporáneos con la cultura moche fueron la cultura nazca, la cultura recuay, la cultura lima, la cultura cajamarca y la cultura tiahuanaco.


El arqueólogo peruano Rafael Larco Hoyle, gran estudioso de la cultura mochica.
Teniendo como base las periodizaciones de Rafael Larco Hoyle, de Luis Jaime Castillo Butters y de Christopher Donnan, se puede dividir la historia moche de la siguiente manera:4

El período del Comienzo, que abarcaría entre 150 y 300 d.C. Durante esta época los mochicas se imponen sobre la cultura Virú-Gallinazo, tanto en el plano militar como en el ideológico, es decir, imponen sus creencias. De fines de esta época data el llamado Señor de Sipán.
El periodo de la Expansión, aproximadamente de 300 a 600 d.C. Constituye el periodo de apogeo de la cultura moche, con sus máximos logros, en lo político, militar, económico y cultural. Se forma el Estado Mochica del Norte (en el valle de Jequetepeque y otros del actual departamento de Lambayeque) y el Estado Mochica del Sur (en los valles de Moche y Chicama, y otros más al sur). Sipán (Huaca Rajada) fue indudablemente uno de los principales centros del Estado norteño, mientras que las huacas del Sol y de la Luna (en el valle de Moche) y las del Complejo El Brujo (en el valle de Chicama), lo fueron del Estado sureño. De esta época es la gobernante moche conocida como la Señora de Cao. La ideología moche se hace más guerrera, como se deduce de sus representaciones artísticas.
El periodo del Ocaso, es un periodo de decadencia que empieza entre el 650 y 700 d.C. aparentemente debido a la devastación climatológica ocasionada por un fortísimo fenómeno del Niño. La alta jerarquía moche debió perder de manera creciente su poder sobre la población, la cual se hallaría muy revoltosa ante las secuelas dejadas por la furia de los elementos (pérdida de cosechas, hambrunas, colapso de los santuarios). Esta decadencia afectó principalmente a los mochicas del Sur, quizás por la pérdida de la huaca de la Luna. Mientras que los mochicas del Norte resistieron por más tiempo, teniendo como nueva capital a Pampa Grande, hacia donde, según una hipótesis del arqueólogo Luis Chero Zurita, se habría trasladado la élite de Sipán.5 A esta decadencia se sumó la irrupción de los guerreros waris, que desde la lejana sierra ayacuchana iniciaban su expansionismo en el mundo panandino, con lo que se cierra el llamado Intermedio Temprano y se abre el Horizonte Medio.
Herederos de la cultura moche fueron la cultura lambayeque y la cultura chimú.

Economía
Agricultura. Ingeniería hidráulica[editar]
Los mochicas tuvieron una especial preocupación por el desarrollo agrícola. En este sentido, cultivaron maíz, maíz morado, camote, yuca, papa, calabaza, frutas tales como tuna, lúcuma, chirimoya, tumbo, maní y papaya. Cultivaron además el algodón en sus colores naturales (blanco, marrón, rojizo y morado), para uso industrial. También cultivaron totora.

Como precisaban llevar agua para cultivar tierras secas, construyeron canales (Wachaques) que se muestran como notables obras de ingeniería hidráulica, como el de Ascope y el de La Cumbre.

Asimismo construyeron represas como la de San José, cuyas aguas almacenadas servían para irrigar las tierras en tiempo de sequía y escasez.

Quedó registrada una sequía de varios años, que se cree que está relacionada con una erupción del volcán Krakatoa, que generó un invierno de dos años en todo el mundo (Véase cambio climático en el año 535). Es más probable, sin embargo, que se debiera al fenómeno de El Niño, que hacia el 650 d.C. ocasionó una terrible crisis en la producción agrícola, que llevó al abandono de muchas tierras de cultivo y a la reducción del territorio moche.

Entre los animales que consumieron están la llama, el cuy, el pato, el venado, la pava de ala blanca y los cañanes (lagartijas).

Pesca. Origen del ceviche[editar]

Caballitos de totora en la playa peruana de Huanchaco.
Los mochicas tuvieron gran experiencia como pescadores y eso lo demuestra las antiguas embarcaciones que usaban y que hasta ahora se siguen fabricando denominadas caballitos de totora. Pescaron tollos, rayas, lenguados, etc. y recolectaron mariscos como erizos y cangrejos.

Los pescadores moches tuvieron la costumbre inicial de comer pescado crudo con limones nativos de la zona llamados chullco (agrio), tumbo, puru puru (agrio verde), ceutí (limón sutil) como refieren los estudios de etnotecnología alimentaria de Andrés Tinoco Rondán, investigador de la Facultad de Ingeniería Industrial de la URP (Universidad Ricardo Palma), lo cual parece netamente sorprendente dado que todos los cítricos provienen del Lejano Oriente y no llegaron hasta el continente americano hasta el siglo XVI, aun cuando los mochicas y su cultura desparecieron en torno al IX.

Navegación y comercio
El mar ejerció sobre los mochicas un atractivo especial. Provistos de sus caballitos de totora, que ya tenían cerca de tres mil años de antigüedad entonces,6 se convirtieron en diestros pescadores. Con embarcaciones más grandes (balsas de totora y cañas, o posiblemente, troncos) organizaron expediciones que arribaron hasta las islas Chincha para extraer el guano, tan eficiente para el abono de las chacras. Hay indicios incluso que hicieron expediciones hasta el Ecuador, por el norte, y hasta Chile, por el sur. Del Ecuador traían las conchas de Spondyllus, sagradas para los moches de las cuales hacían pectorales y brazaletes o los trituraban y los espolvoreaban en los templos y palacios; y de Chile traían lapislázuli.

Poseían también naves guerreras que eran tripuladas por más de tres o cuatro personas y que transportaban a grupos militares o a los prisioneros vencidos en las guerras. Todas esas embarcaciones no son distintas a las fabricadas por otras culturas costeñas desde el 1000 a. C.

Organización política

Tocado de oro, atributo de la realeza mochica.
Al parecer, no existió un poder único y centralizado, sino que cada valle debió contar con su rey o señor, que se aliaba con sus vecinos para realizar obras de bien común, para efectuar ceremonias rituales o para emprender conquistas militares.

Los señores se vestían con prendas lujosas, con adornos de oro, plata y cobre, que simbolizaban sus atributos sagrados, y al morir eran enterrados con igual fastuosidad, como se puede ver en la tumba del Señor de Sipán.



CULTURA NAZCA






Localización: Ica, Costa centro-sur del Perú
Nazca es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló básicamente en los valles del actual departamento de Ica, alrededor del siglo I y entró en decadencia en el siglo VII. Su centro estaba ubicado en Cahuachi, en la margen izquierda del Río Grande, en la actual provincia de Nazca.

Su área de influencia llegó a abarcar desde Chincha por el norte, hasta Arequipa por el sur y por el este hasta Ayacucho. Hasta el siglo VI d. C., aumentaron sus contactos con la zona andina, llegando inclusive hasta las zonas altas de Ayacucho. Este contacto tuvo especial importancia en la formación de la cultura Huari.


Un aspecto distintivo de Nazca es su cerámica policromada, con figuras de hombres, animales, plantas, etc. En muchas de estas cerámicas, se representan a hombres mutilados. El arte textil floreció tanto como en la época de los Paracas. Tuvieron un estilo propio de trabajo de los metales, aunque de menor calidad al de la época de Chavín.

Lo más impresionante de esta civilización son los trazos efectuados en las Pampas de Nazca, conocidos como las Líneas de Nazca, que representan figuras gigantescas de animales, seres humanos y diseños geométricos, hechos a una escala extraordinariamente grande y con mucha precisión. Se ignora su fin, aunque se ha teorizado que fuera un gigantesco calendario, resultado de observaciones astronómicas. Según los últimos hallazgos y estudios presentados en mayo de 2015 por parte de la Universidad Japonesa de Yamagata, se postula que las líneas servían como epicentros de la actividad ritualista tanto de los Nazca como de otra culturas circundantes. Se ha desvelado que las líneas fueron hechas por más de una cultura y en momentos históricos distintos. De esta manera cumplían una función integradora para todas las culturas que yacían entre la costa y sierra Iqueña. Se concluye también que servían para adornar el camino del peregrino hacia la ciudad de Cahuachi, centro socio-político de la cultura Nazca, ya que las líneas están hechas para verse desde cierta altura.1

La economía nazquense estaba basada en la agricultura intensiva. Los nazcas lograron resolver el problema de tierras eriazas en la costa mediante el empleo de una red de acueductos, que constituye una verdadera hazaña de su ingeniería hidráulica.

A treinta kilómetros de la ciudad de Nazca se halla el Cementerio de Chauchilla. Una necrópolis al aire libre en la que a pesar de los saqueos todavía se pueden ver momias en buen estado de conservación así como restos de cerámica.


El arqueólogo alemán Max Uhle, descubridor científico de la cultura nazca.
El descubridor científico de la cultura Nazca fue el arqueólogo alemán Federico Max Uhle, quien la estudió por primera vez entre los años 1900 y 1901. Con los hallazgos que hizo en Ocucaje, Uhle identificó el origen y las características de esta cultura, a la que denominó Proto-Nazca, y a la que cronológicamente ubicó como anterior a la expansión de Tiahuanaco (hoy Tiahuanaco-Huari), al lado de otras culturas identificadas también por él: Proto-Chimú (Moche) y Proto-Lima. Dividió a la vez a Proto-Nazca en dos fases, la primera caracterizada por su cerámica decorada con figuras realistas o esquemáticas, y la segunda por incluir dibujos muy estilizados, que ocupaban todo el espacio disponible en la superficie. John Rowe denominó a estas fases, Nazca Monumental y Nazca Prolífero, respectivamente.2

Posteriormente, muchos investigadores se interesaron también por esta cultura, entre ellos Julio C. Tello, Toribio Mejía Xesspe, Paul Kosok, María Reiche, etc.

Origen y difusión[editar]
Se desarrolló en la costa Sur del Perú, en la actual Región Ica, que comprende los valles de Chincha, Pisco, Ica, Río Grande y sus tributarios (Nazca, Palpa, El Ingenio), hasta el valle de Acarí, que ya está en la Región Arequipa; estos valles atraviesan una zona costera desértica.

En su fase final, la cerámica nazca se irradió hasta la sierra, en Ayacucho, donde poco después recibió la influencia del estilo Tiahuanaco, venido del altiplano. De esa conjunción nació el estilo cultural huari, que posteriormente se extendería hasta el área misma de la cultura nazca.3

Continuidad
La cultura nazca estuvo fuertemente influenciada por la anterior cultura topará (Paracas-Necrópolis), que se desarrolló también en ese territorio; ambas tenían las mismas tradiciones y usaron las mismas técnicas de agricultura. Eran también culturas militares.

Los topará son conocidos por sus textiles extremadamente complejos y bellos; los nazca, en cambio produjeron una serie de hermosas cerámicas y geoglifos (las Líneas de Nazca). También construyeron un impresionante sistema subterráneos de acueductos, conocido como puquios, que siguen funcionando hoy en día.

Historia
Se puede dividir la historia de los nazcas en cuatro etapas:

Nazca temprano: Las primeras comunidades nazcas se desenvolvían en la cuenca del río Grande, con cerámica propia, sin influencias foráneas.
Nazca medio: Es la época de la formación de la cultura, bajo la influencia de la cultura Paracas-Necrópolis (hoy conocida como cultura topará). Empiezan las representaciones iconográficas de sus dioses en sus ceramios y textiles. También surge el centro ceremonial y administrativo de Cahuachi.
Nazca tardío: Es una época de cambios, cuando Cahuachi es abandonada, trasladándose su población a otro lugar. Destaca el centro de La Estaquería. Se cree que los nazcas establecieron por entonces relaciones con los huarpas, un pueblo de la sierra, cerca de la actual Ayacucho, contacto que tuvo fundamental importancia en el surgimiento de la cultura huari.
Nazca Final: Es la decadencia, que se inicia hacia el 700 d. C. Se desconocen sus causas; posiblemente se debieron a una combinación de reveses climáticos, pues hay evidencias de un retroceso de la frontera agrícola, a expensas del desierto. Otra posibilidad es el arribo de poblaciones belicosas, como los waris.4


Pesca
Los nazcas vivían frente a un rico mar cuyos productos aprovechaban mediante la pesca y el marisqueo. Esta relación con el mar se evidencia en muchas de las decoraciones que aparecen en su cerámica. No solo aparecen íconos marinos como la ballena, sino también representaciones de esas actividades. Además de la pesca y marisqueo se cree que la caza debe haber sido otra actividad económica complementaria.

Comercio
Los nazca realizaron también actividades comerciales de relativa importancia, intercambiando sus productos excedentes con sociedades relativamente alejadas de la costa, como los huarpas, en la sierra.



Canal de riego Nazca.
La tecnología se desarrolló principalmente en el ámbito agrícola, aplicando la ya mencionada ingeniería hidráulica para la construcción de un excelente sistema de acueductos, canales y pozos, con la finalidad de abastecer de agua los terrenos de cultivo de manera permanente. Estos “canales de irrigación” todavía están en uso.

Para hacer los acueductos, primero cavaban varios pozos ubicados a 20 ó 50 metros unos a otros, hasta que encontraban la capa freática (es decir, el nivel por el que discurre el agua en el subsuelo). Luego, las aguas así halladas eran encauzadas a través de canales subterráneos (trabajados con piedras, lajas y techo de tronco de huarango) y conducidas hacia los depósitos de agua, llamados localmente cochas, desde donde se irrigaban los valles. De trecho en trecho, esos canales subterráneos presentan “ojos” o pozos, por los que se podía bajar a fin de realizar la limpieza y mantenimiento necesarios.

Las obras de acueductos debieron significar gran esfuerzo físico, organizado y dirección técnica de ingenieros hidráulicos. Los acueductos más importantes son: Ocaña, Matara, Uchulla, Tejeje, Bisambro, Cantillo, Aja, Curve, Llícuas, Soisonguito, Copara y la Achirana.

Organización social
A la cabeza de la pirámide social de los nazca estaban las autoridades centralizadas, constituidas por los señores y los sacerdotes. Estos tenían la capacidad de organizar el trabajo comunitario y dirigir las complejas actividades ceremoniales. Esta élite vivía en edificios piramidales, en sectores especiales cuyas habitaciones estaban hechas con adobe y muros cubiertos con una capa de yeso o cal para tapar las grietas.

Al servicio de estas autoridades se encontraba una gran cantidad de artesanos especializados, tales como ceramistas y textileros, astrólogos, músicos y soldados, los cuales habitan en pequeñas ciudades y centros ceremoniales, entre los que destaca el complejo de Cahuachi. Los guerreros en particular formaban una clase social muy respetada y temida.

En la base de la sociedad se encontraban los agricultores y pescadores, los cuales vivían dispersos en diversos puntos del territorio. Los agricultores tenían casi la totalidad de los valles, ya que así podrían desarrollar la agricultura, con más espacio y terreno fértil.

Organización política y militar
La cultura nazca no tuvo un gobierno unificado ni una capital, sino que fue una agrupación de señoríos locales. Estos señoríos ocupaban los valles, en cuyos extremos se hallaban los asentamientos, pues el resto del territorio a lo largo de cada río estaba dedicado exclusivamente a la agricultura.

Es muy posible que estos señoríos realizasen eventualmente algún tipo de alianza, siendo el único vínculo común la religión, además de la cultura. Las luchas entre ellos debieron ser incesantes.

Los señores nazcas eran muy aficionados a la guerra. Andaban siempre en busca de cabezas-trofeos y pintaban sus rostros imitando las manchas del halcón, tal como se puede apreciar en sus representaciones artísticas.5

Podemos presumir que la expansión nasquense fue de tipo militar y violenta, sobre la base de los siguientes hechos: la aparición brusca de la cerámica nazca en algunos yacimientos; la existencia de ciudades fortificadas en el área nazca; la gran cantidad de armas halladas en las tumbas; y la costumbre de las cabezas-trofeo. El expansionismo nazca obedeció posiblemente a la búsqueda de nuevas tierras de cultivo, ante el proceso de desertización que amenazaba su propio territorio.6




CULTURA PARACAS






Cronología: 700 a. C. - 200 d. C..
Localización: Pisco, Costa centro-sur del Perú
Paracas fue una importante civilización precolombina del Antiguo Perú, del periodo denominado Formativo Superior u Horizonte Temprano, que se desarrolló en la península de Paracas, provincia de Pisco, región Ica, entre los años 700 a. C. y 200 d. C. Es contemporánea en parte con la cultura Chavín que se desarrolló en el norte del Perú. Buena parte de la información sobre los paracas proviene de las excavaciones arqueológicas emprendidas en Cerro Colorado («Paracas-Cavernas») y en Warikayan («Paracas-Necrópolis») por el arqueólogo peruano Julio C. Tello y su discípulo Toribio Mejía Xesspe en los años 1920. Actualmente se sabe que lo que Tello denominó como «Paracas-Necrópolis» pertenece a otra tradición cultural, la llamada cultura Topará, cuyo centro estaba ubicado más al norte, en el valle de Chincha.1

Los paracas practicaban una textilería de alta calidad, en lana y algodón, así como una cerámica decorada y una cestería muy elaborada. También realizaban trepanaciones craneanas, cuyos fines aún se discuten.

La cultura paracas es la antecesora de la cultura nazca con la que tiene una evidente afinidad cultural; de hecho, para muchos especialistas, la fase final de Paracas es en realidad la fase inicial de la cultura nazca.


Algunos creen que el principal centro de los paracas pudo estar ubicado en Tajahuana, en el valle de Ica, por el sector de Ocucaje. Se trataba de un poblado fortificado elevado sobre la cima de una peña de fácil defensa.

Etimología
Paracas es una voz quechua que significa lluvia de arena (para, lluvia, y aco, arena), y alude a los efectos causados por los vientos huracanados que suelen azotar periódicamente la región, los mismos que arrastran arena y guano de las islas cercanas, y cubren con ella la superficie a modo de una capa blanquecina.2 Este fenómeno atmosférico ha dado su nombre a la península de Paracas, y por extensión, a la cultura preinca descubierta en esa región.

Yacimientos paracas
Chincha: Bodegas, Lurín, Chincha.
Pisco: Cerro Colorado, Disco Verde, Cabeza Larga, Chongos, Tambo Colorado.
Ica: Teojate, Huamaní, Ocucaje, Callango (Ánimas Altas y Ánimas Bajas), Chiquerillos, Ullujalla, Tomaluz.
Palpa: Mollaque, Chichictara.
Nasca: Soisongo, Atarco, Trancas, Cahuachi.
Descubrimiento
Julio César Tello, descubridor de la cultura paracas.
La cultura paracas fue descubierta en julio de 1925 por el arqueólogo peruano Julio C. Tello, frente a la bahía de Paracas y al sur de Pisco. En agosto del mismo año, Tello, ayudado por su discípulo Toribio Mejía Xesspe, instaló un campamento arqueológico en el sitio.

El primer cementerio paracas fue hallado por Tello en las colinas de pórfido rojo conocidas como Cerro Colorado. En total halló 39 tumbas en forma de pozo, que él denominó “cavernas”, las cuales contenían fardos funerarios envueltos en finos mantos y rodeados de ceramios, instrumentos de caza, pieles de animales y alimentos.

En 1927, Tello, junto con Mejía Xesspe, descubrió otro cementerio, en Warikayan, muy cerca de Cerro Colorado, al que denominó Paracas-Necrópolis, donde halló 429 cadáveres momificados, envueltos cada uno con varios mantos, algunos de los cuales eran muy espléndidos. Son los célebres mantos paracas, conservados hoy en el MNAAHP.3

Además de esos dos cementerios, Tello identificó en la península de Paracas un tercer cementerio, al que denominó Arena Blanca o Cabeza Larga, este último nombre debido a la presencia de cráneos deformados, de forma alargada. Allí, además de tumbas saqueadas, halló restos de viviendas subterráneas.4

División según Tello
Tello estudió la forma de enterrar a sus muertos que tenían los paracas y sostuvo que esta cultura pasó por dos épocas bien definidas. Llamó a la primera «Paracas Cavernas»; porque enterraban a sus muertos dentro de tumbas excavadas de manera vertical en el suelo, que se ensanchan antes de alcanzar piso, lo que le da una forma de copa invertida (aunque más que «cavernas» son en realidad pozos). Llamó a la segunda «Paracas Necrópolis»; porque enterraban a los muertos en cementerios rectangulares más sofisticados, que simulan ser «ciudades de muertos» o necrópolis. Esta división de la cultura paracas estuvo en boga durante largas décadas, debido al prestigio de Tello, considerado el «padre de la arqueología peruana», hasta que otros arqueólogos han demostrado que la denominada «Paracas Necrópolis» pertenece en realidad a otra tradición cultural: la cultura Topará.

Paracas Cavernas (700 a. C. - 500 a. C.)
Según Tello, es el periodo más antiguo, vinculado a la influencia chavín, especialmente en la cerámica. De acuerdo a los hallazgos realizados en Cerro Colorado, las tumbas paracas de este periodo fueron cavadas subterráneamente con una forma de copa de champán invertida o botella de cuello alto en una profundidad de más de 6 metros en donde colocaban a sus momias enfardeladas. Estas se encuentran en perfecto estado de conservación, gracias a las condiciones climáticas del desierto. Muchos de los cadáveres muestran prácticas de trepanaciones craneanas.

Los restos arqueológicos encontrados en Cerro Colorado incluyen momias masculinas y femeninas de diferentes edades. Los cuerpos están colocados en posición fetal y envueltos con textiles ordinarios y complejos, de colores brillantes y decorados con figuras de animales, peces, serpientes y formas geométricas.

Paracas Necrópolis (500 a. C. - 200 d. C.)
Artículo principal: Cultura Topará

Cráneo deformado expuesto en el Museo Regional de Ica.
El periodo de Paracas-Necrópolis recibió su nombre por el hecho de que sus cementerios, de forma rectangular, descubiertos en Warikayan, estaban divididos en varios compartimientos o cámaras subterráneas, que a Tello le parecieron una «ciudad de los muertos» (necrópolis). Cada cámara grande supuestamente habría sido propiedad de una específica familia o clan, que enterraba a sus antepasados a lo largo de muchas generaciones.

Las tesis de Tello fueron cuestionadas por otros arqueólogos. En primer lugar, Warikayan no parece haber sido una necrópolis, sino un gran centro poblado, en algunas de cuyas edificaciones fueron depositados más de 400 fardos, hecho que hasta ahora no tiene una explicación satisfactoria. Podría haber sido un sitio considerado sagrado, por la coloración roja de sus cerros y su cercanía al mar, que lo relacionaría con la muerte y la regeneración.5 Y en segundo lugar, las manifestaciones culturales de este yacimiento no pertenecen a la cultura paracas propiamente dicha, sino a otra tradición cultural distinta, que ha sido denominada Topará y que se desarrolló en los valles de Cañete, Topará, Chincha y Pisco, hasta la península de Paracas como límite sur. Es decir, Warikayan se hallaba precisamente en la frontera de ambas culturas. Es probable que la cultura topará se impusiera bruscamente en la región tras una guerra de conquista. La presencia de armas en muchos fardos funerarios, así como la masiva presencia de cráneos rotos y trepanados, serían signos de una época muy violenta.

Cada momia está envuelta en muchas capas de textiles, algunos de los cuales son de extraordinaria calidad. Estos últimos, precisamente, son los que han hecho ganar fama a Paracas, ya que sus mejores ejemplares son muy esplendorosos. Son conocidos mundialmente como los Mantos Paracas.

Arquitectura
Tanto en la península de Paracas como en otros sitios paracas no se han hallado rastros de arquitectura monumental, a excepción del valle bajo de Ica, donde se encuentran dos sitios importantes: Ánimas Altas y Ánimas Bajas.

Ánimas Altas abarca un área de 100 hectáreas y está defendida por una muralla alta hecha con capas de paja y tierra revestida de adobes. Consta de trece estructuras elevadas de similar orientación y patrón arquitectónico. Algunas de sus paredes presentan decoraciones hechas en trazos incisos cuando el barro todavía se hallaba húmedo. Representan a felinos divinizados.

A poca distancia de Ánimas Altas se encuentra Ánimas Bajas, de unas 60 hectáreas de extensión, conformado por siete montículos rectangulares construidos con adobes hechos a mano, en forma de bolas o granos de maíz.

Fardos funerarios de los hombres de paracas[editar]
Los entierros de los Paracas seguían sin duda un ceremonial riguroso y prolongado. El cadáver era momificado mediante una técnica muy elaborada cuyos detalles permanecen desconocidos; pero la mayor de las veces se recurría a la momificación natural, librada al medio ambiente. La momia, envuelta en su sudario y en posición fetal, era colocada en un cesto de mimbre conjuntamente con una serie de objetos, lo que nos indica el concepto que los Paracas tenían sobre la vida ultraterrena. Se han hallado prendas de vestir, hondas, tejidos, así como vasijas con granos de maní, mazorcas de maíz, etc. El conjunto era envuelto cuidadosamente por un número no siempre igual de mantos o tejidos de diferente calidad; el paquete así formado se llama fardo funerario. El manto que se halla más cerca del cuerpo de la momia suele ser el más fino, bordado con figuras que representan simbólicamente el mundo de la mitología paracas. Los mantos restantes son de menor calidad. Algunos fardos funerarios están envueltos hasta por diez u once mantos, y pertenecen sin duda a los miembros de las clases dominantes.

Textilería

Manto Paracas.
Artículo principal: Tejido de Paracas
Las tumbas halladas en Cerro Colorado («Paracas Cavernas») constituyen la fuente principal de donde provienen las muestras del arte textil paracas. Están hechos a base de algodón (blanco y pardo oscuro) y de lana de camélidos. A modo de complemento se usaban pelos humanos y fibras vegetales.

Los hilos los teñían con sustancias de diversos colores. También coloreaban las telas después de su confección. Otra técnica de decoración fue el bordado, aunque esta se realizaría más profusamente y con resultados más espléndidos en Paracas-Necrópolis.

En cuanto a las figuras decorativas, estas representan seres míticos y motivos simbólicos, generalmente en formas geométricas de estilo rígido, pero todo realizado con gran sentido artístico. En especial, una figura se repite constantemente: el denominado Ser Oculado, representado en cuerpo entero o solo su cabeza. Tiene los ojos desorbitados, la boca felina y el cuerpo cubierto de símbolos que a veces se desprenden y cobran vida.

Pero indudablemente los mantos o tejidos más esplendorosos corresponden a Paracas-Necrópolis, aunque esta pertenece en realidad a la cultura Topará.

Cerámica

Tazón estilo Ocucaje.
La cerámica paracas presenta un estilo definido y muy vistoso, que se repite fuera de la península de Paracas, en diversas áreas situadas entre los valles de Chincha, al norte, y el valle del Río Grande (Palpa), al sur. Para el valle de Ica se ha logrado establecer una larga secuencia de cerámica, que se inicia en tiempos anteriores a Paracas y termina ya en los inicios de la cultura Nazca, la cual es conocida como el Estilo Ocucaje, que consta de 10 fases. Cabe destacar que esta secuencia cerámica es la más completa del Formativo Andino.

La cerámica paracas tiene formas muy variadas: ollas, tazas, platos así como botellas y vasijas globulares con doble pico vertical unido por gollete puente. Algunas son de forma escultórica, representando figuras humanas similares a los cuchimilcos de la cultura Chancay.

En cuanto a la técnica decorativa, esta era así: se delimitaban primero las figuras con líneas incisas angulosas, trazadas cuando la arcilla todavía estaba húmeda. Tras la cocción del ceramio se hacía recién el coloreado, para lo cual se usaba pintura resinosa. Los colores usados mayormente eran el negro, el rojo, el verde, el amarillo y el naranja. Las figuras representadas muestran proximidad al arte chavín, en especial la representación de un ser sobrenatural con rasgos de felino, ave y humano, al que se ha denominado el Felino Volador.

Iconografía[editar]
Las decoraciones de los cerámicos, textiles y las lagenarias o calabazas pirograbadas presentan una gama de elementos iconográficos. Se repiten constantemente seres mitológicos como el Ser Oculado y el Felino Volador.

Trepanaciones craneanas[editar]
Existe constancia de que los paracas practicaron operaciones quirúrgicas, especialmente las llamadas trepanaciones craneanas. Para esta práctica el cirujano paracas usaba fresas de obsidiana, tumis o cuchillos con filo en forma de medialuna (hechos de una mezcla de oro y plata), bisturís y pinzas. También usaban algodón, gasas y vendas. Se perforaba el cráneo con la fresa de obsidiana y se raspaba o excavaba el hueso dañado con el cuchillo, haciendo un movimiento circular que daba forma circular a la abertura. Realizado el tratamiento respectivo, se obturaba la abertura con planchas de oro o de mate (calabaza). Esto permitía que la operación cicatrice sin ningún problema.

Se ha discutido mucho las razones que impulsaron a la realización de esta práctica; se cree que fueron hechas con la intención de curar fracturas por hundimiento de las paredes óseas, para el alivio de las cefaleas y el tratamiento de las enfermedades mentales mediante procedimientos mágicos (posiblemente se creía que al abrir el cráneo salían los espíritus causantes del mal).



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